Resumen Primer Programa Radiofónico: La radio en el cine

La voz fuera de campo/voz off

Días de radio, es un film donde Woody Allen (director del mismo) pone voz al personaje principal (llamado Joe) para relatar los sucesos que acontecieron en su infancia entorno a su familia y alrededor de la radio de la época con su música de jazz y de cabaret, con su ídolo radiofónico “el vengador enmascarado” y con los programas que hacían soñar a los personajes. A modo de añoranza va relatando aquellas impresiones que marcaron al protagonista en su niñez. Lo curioso y destacable es que a lo largo de todo el film el relato es llevado a cabo por una voz fuera de campo (del campo visual, fuera del recuadro de la pantalla) que pertenece al mismo protagonista, Joe, ya adulto, pero a lo largo de la película vemos siempre en pantalla al Joe de diez años. Esta simultaneidad presenta peculiares características donde el personaje que vemos es el mismo en identidad que el que oímos pero no es el mismo en cuanto a su temporalidad, ya que en cuadro vemos a un niño que relata con su voz de adulto. Esto nos trae una reflexión y es que al no ser la voz del mismo niño quien nos narra con sus propiedades sonoras dejamos de lado todo lo que eso conlleva como ser la exageración, el asombro, la frescura, que es propio de una voz infantil, con sus marcadas y desafinadas voces de entusiasmo, para dar paso a una voz, que si bien es jubilosa, es equilibrada y proporcionada en sus inflexiones al discurrir el relato. Es una voz que “añora” y en la remembranza goza y se emociona de todo lo vivido. El niño no mira al pasado con nostalgia, el adulto sí, y esto lo apreciamos en las cualidades sonoras de las voces.

Para entender un poco más el tema de la voz fuera de campo y citando al teórico y músico francés Michel Chion que ha investigado mucho sobre el tema sonoro en el cine: el sonido fuera de campo es aquel cuya fuente es invisible en un momento dado, temporal o definitivamente pero que guarda relación ya sea en tiempo o espacio con la situación evocada… a diferencia del sonido en off que no sólo está ausente de la imagen sino que además está situada en un tiempo y lugar ajenos a lo narrado, por ejemplo la música que se llama accidental cuya finalidad es afectar emocionalmente al espectador para reforzar lo que está pasando en plano pero que no surge de lo narrado. O sea, no vemos en la imagen ni en forma sugerida la fuente o causa de dicha música sino que entendemos que es agregada arbitrariamente. Eso es en off.

La voz del protagonista como ya dijimos es una voz fuera de campo. La voz está en el aire y nos va llevando por los acontecimientos que describe. Esta voz lo sabe todo y lo cuenta todo. Impregna los espacios y siempre acompaña al espectador como un compañero incansable. Y aquí radica una de sus funciones en este film: la voz estructura el espacio sonoro. Parafraseando a Chion nuevamente: “En cualquier espacio sonoro, vacío o no: en cuanto conlleva una voz humana el oído (el oído del espectador sería) inevitablemente le presta atención, aislándola y estructurando en torno a ella la percepción del todo.” Así como “la presencia de un cuerpo estructura el espacio que lo contiene, la presencia de una voz humana estructura el espacio sonoro que lo contiene”.

En este film aparece la radio, a su vez, como una compañía que está siempre presente y cerca de los personajes. Al mismo tiempo es un elemento que nos indica una época específica de la sociedad estadounidense, la década del 40, donde la radio se convierte en un medio masivo donde ya existen personas al nivel de estrellas del espectáculo y las masas sueñan en convertirse en una de ellas o bien en entrar en ese medio que se ha forjado de los “ricos y famosos”, hoy en día comparable a lo que conocemos como “Hollywood”.


Fonogenia / fotogenia


El personaje que interpreta Mia Farrow le da vida a una mujer que sueña con ser locutora de radio pero sus cualidades vocales no le permiten acceder a ese sueño y solamente reeducando la voz logra hacerlo. Puesto que antes se consideraba y aún sigue existiendo en vigencia, la creencia de que las voces deben tener ciertas condiciones para que sea agradable y correcta para un medio en este caso el radiofónico, y muestra el film como ese ideal conceptual habilita que las personas en pos de la concreción de sus anhelos cambien o se reeduquen a fin de ingresar en ese “mundo” de estrellas. No es muy distinto a lo que pasa con la televisión actualmente.

No es para nada absurdo intentar relacionar el concepto de fonogenia proveniente del cine de los estudios (Hollywood) con el de fotogenia desarrollado por algunos realizadores y teóricos franceses del período entre guerras. Dicha relación es posible gracias a la influencia de un cine sobre el otro (por ellos podemos decir que Bryan De Palma es el más europeo de los realizadores estadounidenses). Sin embargo antes de avanzar es necesario aclarar cada uno de los términos en cuestión. La fotogenia, término acuñado por algunos realizadores franceses como Jean Epstein (La caída de la casa Usher entre otros filmes), promulgaban por un “cine puro”, un cine que no tenga ninguna clase de contaminación con las otras artes, ya que el cine en sí mismo es un medio capaz de expresar o de representar una verdad que le pertenece sólo a él, y que ningún otra arte puede dar a conocer. Por otro lado la fonogenia, término que oculta tras de sí la imposibilidad técnica que habilita una interpretación cuasi mística del por qué algunas voces eran factibles de ser registradas por los dispositivos sonoros y otras no; se creía que las voces de algunos actores no eran fonogénicas, lo que equivaldría a decir que tal persona no es fotogénica, en el sentido que no posee un rostros atractivo o adecuado para estar frente a la cámara.

Estos dos términos (y con ello nos referimos al de fotogenia y fonogenia) se encuentran vinculados en el film de Oliver Stone, "Talk radio" (La Radio ataca). Film cuyo personaje principal es un locutor controvertido que posee un programa nocturno peculiar. Aquí apreciamos al protagonista que posee una voz atractiva y que hace que sus oyentes lo escuchen por más que detesten lo que él les dice. Es el mismo Barry Champlain, quien cree que su programa es algo más que un show, que el Barry Champlain show, que es algo así como una de las últimas trincheras en las que todavía se dice lo que se piensa o en la que se puede comunicar una verdad revelarla a millones de seres perdidos dominados por el sistema. Esta creencia en el hecho que su programa es el mejor medio para expresar una verdad que no puede ser revelada por ningún otro, tiene cierto parentesco con el concepto de fotogenia acuñado por los realizadores y teóricos franceses. Por otro lado cabe señalar que en el film se ve a las claras el sentido del término fonogenia, cuando tras la muerte de Barry, muchos de los oyentes nos confiesan que estaban enamorados de su voz; salvo uno que nos dice que Barry estaba enamorado de su propia voz.


Radio ataca y la esencia radiofónica y la mirada

Retomando el concepto de radio es probablemente el film Radio ataca de Oliver Stone el que mejor pone en evidencia la esencia de la radio que se halla en ese vínculo que es anónimo y donde el sujeto (sujeto significa estar atado a) se libera de su cuerpo y solo queda la voz en el aire. Esta voz libre de todo referente visual se expresa sin restricciones ni tabúes; tabúes que sí están presentes cuando tenemos conciencia de la mirada del otro en tanto receptor. Esa mirada siempre limita puesto que indefectiblemente hay en ella juicios ya sea a favor o en contra. Así lo vemos cuando el protagonista Barry Champlain, un vendedor de ropa devenido en un controvertido locutor radial de programas nocturnos, ante el micrófono dice todo lo que piensa sin tapujos ni censura y de manera agresiva descuidando, si se quiere, las susceptibilidades de los oyentes e incluso de los compañeros de trabajo que se encuentran con él en el estudio, actitud que se eclipsa ni bien aparece el personaje de una gran emisora que desea contratarlo para salir en cadena nacional y para ello va a verlo al estudio y observa a Barry en su conducción del programa. La mirada de este personaje incomoda al protagonista hasta tal punto que éste dobla la apuesta llevando al extremo su agresividad y aceptando todo tipo de desafío por parte de los oyentes, muchos de los cuales lo repudian.

Podemos decir que esa ausencia de mirada debido a una audiencia no visible es lo que habilita al protagonista a expresarse sin inhibiciones y descarnadamente sobre todo tema delicado como el racismo, la religión, la política e incluso las emociones de las personas, las cuales desnuda y ofende. Esto es posible porque la ausencia de la mirada sobre el protagonista hace que éste no se sienta señalado y juzgado, y esto, como es de esperarse, da acceso a cualquier tipo de comportamiento permisivo… es como un “nadie me ve” “no saben ni cómo ni quién soy” “soy una voz en el aire” , es el libre albedrío sin aparentes consecuencias, por ende, es la ostentación del ser invencible, el pensar y creer que “digo lo que quiero y no pasa nada”. Por ello el personaje que va a ver a Barry al estudio para analizar si es bueno para la gran emisora para la cual trabaja, es un personaje clave, ya que su mirada sitúa al protagonista en la condición de ser humano, lo devuelve a la realidad respecto de su condición de imperfecto y efímero, y al mismo tiempo esa mirada lo analiza y elabora un juicio de valor y ante esto Barry es extremadamente vulnerable… puesto que con la mirada presente aparecen los miedos a la desaprobación y el castigo.


La audiencia

Sin embargo vemos en el film que más allá de estos elementos que otorgan la posibilidad al protagonista de forjar una creencia y actitud omnipotente, el hecho real y último es que Barry Champlain como cualquier otra persona es un individuo cuyas acciones y palabras siempre poseen consecuencias. La audiencia es invisible, carece de ojos pero no por ello carece de voz. Y así como el locutor arremete contra los oyentes, los oyentes hostigan y amenazan al locutor. La audiencia son como fantasmas que asustan a Barry sin embargo la condición de fantasmas pareciera que agudiza la invencibilidad del locutor pero al final no importa como parezcan las cosas, sino como son realmente, y los fantasmas son personas al otro lado del teléfono y algún día pueden ser personas de carne y hueso frente a su cara. En el desenlace Barry muere por su arrogancia pero con su asesinato también queda ratificado el poder de la voz, de su voz. Es su voz quien lo lleva del cielo al infierno y del infierno a la absolución.


En Días de radio, la audiencia son Joe (el protagonista) y sus familiares, y a diferencia de Radio ataca no son voces, son cuerpos que viven, sufren y sueñan junto a las voces de la radio. Aquí el dispositivo comunicacional de la radio no pone en confrontación al emisor y el receptor sino que entran en una relación de empatía… donde la condición humana no es descarnada hasta lo más bajo sino que todo lo contrario, es suavizada, a aclarada su oscuridad.


Por otro lado, tenemos otra audiencia cuando hablamos del film La niebla de Carpenter. El personaje principal, Stevie, conduce a los pobladores a la Iglesia como único refugio de escape de la niebla tenebrosa, aquí la audiencia no es visible sin embargo es pacífica y se deja llevar. No hay confrontación ni empatía, se establece la relación discípulo-maestro… el discípulo escucha y sigue los consejos del maestro… los discípulos son el pueblo el maestros es Stevie desde su faro transmitiendo en la radio cómo salir ilesos de la niebla. Escuchamos un pequeño extracto de la actriz interpretando a la locutora en su programa diario:


En cuanto a lo que de audiencia se refiere en otro film como Good morning, Vietnam! De Levinson, encontramos también una audiencia no visible pero que en cierto momento será puesta en pantalla. Sin embargo la audiencia, se podría decir, es el soldado que está y va a la batalla, el soldado que probablemente no regrese pues perecerá en combate. Adrian Cronauer, el protagonista, locutor de la radio estadounidense se dirige a estos soldados que desconoce y no ve. Cuando sale en busca de su amigo que forma parte del Vietcong, el protagonista se encuentra en el patio de un caserío vietnamita donde se ha escondido su amigo una vez revelada su participación con el Vietcong. Adrian, el personaje de Robin Williams, llama a su amigo, pero este no responde ni aparece… como su audiencia que son soldados sin voz ni cuerpo. No hay respuesta… silencio y vacío como en el estudio de radio cuando se acaba el programa. Adrian es un personaje que se entrega sin conocer realmente al que está del otro lado. Aquí hay una relación desequilibrada. A la voz no se la confronta, no se la sigue, no se la sueña. A la voz, desde el punto de vista del personaje principal, le sigue el silencio. Pero este desequilibrio, esta disparidad de valores, por qué no oposición de valores, es propio de la guerra donde a un acto de justicia o de valor no le sigue necesariamente un premio o recompensa… sino todo lo contrario y viceversa. A un acto atroz y amoral le sigue la recompensa y el halago. La voz y el silencio… el ying y el yang no casual en un film que reconstruye la Vietnam en guerra del siglo XX.



La voz en radio ataca

Retomando el tema de la voz, en el film de Oliver Stone la confesión de Barry Champlain pone en evidencia la debilidad de la voz; debilidad que se produce en el momento que la voz quiere reencontrase con su cuerpo. Un cuerpo que por el simple de hecho de ser lo que es, algo frágil y perenne. Esa voz que no tenía miedo a nada, comienza a corporizarse; y ello indefectiblemente conlleva a la perdida de esa ilusión de omnisciencia y omnipotencia inherente al medio radiofónico. La voz pierde sus cualidades sonoras para pasar de los saltos histriónicos en las modulaciones a un sonido más calmo y espaciados que por momentos se eleva pero ya no como el Barry de todas las noches.


El silencio

Barry Champlain se confiesa y asume su hipocresía, esa que se resume en ser realmente lo que él dice combatir y despreciar, su voz se debilita hasta quedarse una vez confesado en un silencio total. Se acabaron las palabras, la música, los ruidos, la euforia; queda así en evidencia el silencio como un elemento más de este mundo sonoro. El silencio posee una significación tan contundente como cualquier sonido y en esta escena vemos en el silencio del protagonista su derrota, él no es nada y una vez que se ha confesado el silencio absoluto es lo único que queda. “Ese vendedor con una gran boca al final no tiene nada para decir”… pero tal vez es porque ya lo ha dicho todo. Y cuando se ha dicho todo también deviene el silencio absoluto… que de alguna manera y queda claro en el film, el silencio total metafóricamente es la muerte.
Bresson dijo “el cine sonoro ha inventado el silencio”
El silencio ya no como artilugio metafórico, sino como elemento retórico del lenguaje audiovisual.


El ruido blanco

Además del silencio absoluto, existe también otra clase de silencio, que es el producido por elementos que emiten un ruido monótono y continuo que crean un silencio artificial. A esta clase de sonidos se la conoce como ruido blanco. En La niebla de Carpenter, un film de terror y suspenso, donde la villa Antonio Bay de California que está por celebrar el centenario de su fundación se ve amenazado por una extraña niebla que amenaza las vidas de las personas del lugar, vemos al hijo de la protagonista (Andy) en la orilla del mar caminando en busca de cosas arrojadas por el agua mientras el sonido de las olas regulares es acompañada por el sonido monótono de un viento de cualidades tímbricas bajas. Este viento que pasa casi desapercibido pero forma parte de la ambientación sonora del espacio natural que nos presenta el film es lo que llamamos ruido blanco.


La voz en La niebla

En el film La niebla la protagonista, Stevie Wayne, es dueña de una radio local que escucha gran parte de la población. Cuando amenaza la niebla su voz sirve de guía a los pobladores para ir escapando de dicha niebla puesto que se encuentra ubicada en un faro que le permite ver la bahía en su totalidad y así poder observar el avance de la amenaza. Aquí la voz se constituye como guía protectora que señala el camino a seguir a las personas para escapar de la maldición que se avecina. Esto nos recuerda al catolicismo. Este tinte religioso nos permite comparar la voz de la locutora a la voz del Dios salvador que nos apuntala en la senda para no caer en el infierno. Y este rasgo no acaba aquí… los pobladores siguen esa voz sin dudarlo, como la voz de la verdad, la voz que sabe, la voz sabia y esto es un rasgo que si nos vamos en el tiempo más allá del cristianismo y repasamos la historia encontraremos que en la antigüedad, por ejemplo, el matemático y filósofo Pitágoras al dar sus lecciones a sus alumnos se ocultaba tras unas suerte de cortinas ya que consideraba que la imagen de su persona era una distracción que los alejaba de lo que realmente importaba: su voz impartiendo los conocimientos. Desde tiempos inmemoriales la voz ha cargado con las propiedades de autoridad y verdad pues es adjudicada a los dioses y sabios que no ingenuamente evitaban presentarse en imagen y preferían darse a conocer a través de las escrituras y las formas orales.


CONCLUSIONES FINALES DE LOS FILMS

Todos los flms que hemos citado nos plantean el dispositivo comunicacional que es la radio. Si bien los usos y funciones difieren en cada una de estas películas lo que no difiere nunca es la necesidad humana de expresarse, decir lo que se sabe, dar al otro lo que uno tiene. Y esto es apreciable en todos estos Films… se informa, se combate, se acompaña, se entretiene… todo para llegar al otro, a alguien… la búsqueda de la no soledad… el encuentro de esencias solitarias para aliviar la angustia existencial que es propia de la naturaleza humana. Los hombres necesitan contactarse con los hombres… no importa el cómo… lo imperante es acceder a ello. La tecnología de hoy en día ha permitido el acceso a grandes grupos de personas, se llega a más, a las masas si se quiere, pero no olvidemos que las masas se forman con seres humanos. El hombre necesita del hombre y la voz humana, antes cualquier otra cosa ha sido el primer elemento real de comunicación entre nosotros. Por eso este programa dedicado a la voz a la radio que amplía esta labor comenzada por la voz desde tiempos inmemoriales.


Filmes:

Radio days (Días de radio), Woody Allen
Talk radio (la radio ataca), Oliver Stone
The fog (La niebla), John Carpenter
Good morning, Vietnam!, Barry Levinson