Yo la peor de todas


"Habló de religión, la católica que es la mía, porque es donde aprendí una forma de pensar. Un sistema de pensamiento que define la "naturaleza" para las cosas, y un sentido a la existencia. Un sistema que confía en que Dios ha dispuesto todo en forma de plan, ha organizado las cosas hacia un fin. Pero cuando, por distintos caminos, alguien llega a la conclusión que tal Arquitecto no existe, al menos en esos términos de "voluntad divina", el mundo se revela en su misterio, en su injustificada existencia"



“Teníamos catorce o quince años. El mundo tenía la medida exacta de nuestras pasiones. La intensidad de las ideas religiosas y el descubrimiento del deseo sexual nos hacía voraces. Eramos implacables en nuestros planes secretos. Alrededor la vida se desnudaba, más rápido que nosotras, en su vasta complejidad. Estábamos alertas porque teníamos una misión santa, pero no sabíamos cuál era. Cada casa, cada pasillo, cada habitación, cada gesto, cada palabra, necesitaba de nuestra vigilia. El mundo era monstruosamente bello. Fue entonces cuando conocí al Dr. Jano.”



¿Por qué no filmaste un final en La niña santa?

–Termina antes de una revelación. O no. Para mí es importante imaginar que podría no haber nada revelado. Si hubiese filmado un final, habría convertido toda la película en un juicio. Así, en cambio, existe la posibilidad de pensar. No es la perogrullada del final abierto, pero cuando tratás algo que tiene que ver con los procedimientos en torno de la justicia, el bien, el mal, y deliberadamente no filmás la última escena, existe una mínima posibilidad o necesidad de tener que pensar qué va a suceder, y va a existir más de una hipótesis. En eso está la maravilla de la especie humana: nada pasa fatalmente. Sustraer el final le da una oportunidad al espectador mucho más interesante. La gente, sobre todo la más reaccionaria, desea que alguien les diga cómo son las cosas, es la misma idea del hacedor. Si eso no pasa, entran en un pequeño tembladeral que incomoda. Pequeño, claro está, porque sólo se trata de una película.



¿De dónde sacó la idea de recurrir a un protagonista hermafrodita?
--Había leído un cuento de mi marido, el escritor Sergio Bizzio, se lo pedí para un guión y me lo regaló. Entonces hablé con médicos, padres y chicos operados, y sentí una fascinación literaria por ellos, no tanto por sus historias. Existe un elevado número de bebés que nace con lo que se denomina ambigüedad genital.--¿Qué descubrió?--Lo que le pasa por la cabeza a un adolescente en su despertar sexual que encuentra una realidad intersexual. Muchos han sido normalizados y han crecido con cicatrices. A pesar de que lo decidieron en su momento, con el tiempo piensan ellos y sus familiares que tal vez la solución no es operarse.