Resumen programa 13 de febrero: Vietnam


Personajes violentos y furiosos


Freire hace un estudio de la violencia diferenciándola de la furia. En principio plantea la etimología de furia:

La palabra Furia deriva del latín y significa exaltación, irritación al mismo tiempo que significa la velocidad con que se ejecuta una acción, es decir la furia como actividad rápida y agitada. Si buscamos otros significados nos encontramos con que en la mitología romana las Furias son las tres deidades vengadoras (Las Ernias o Euménides en la mitología griega)

Continúa, Freire, explicando que la furia es dinámica, está en movimiento. Pero no es un movimiento cerrado. Está en expansión hacia todas las direcciones. En cambio, la violencia gira en un círculo vicioso cerrado y sin posibles aberturas. Es sabido y comprobado por la experiencia humana que la violencia genera mucha más violencia y las formas represivas utilizadas para corregirla, a su vez, originan más violencia todavía. No hay manera de escapar de ella. La violencia no respeta la libertad… es aniquilante. Lleva a la supresión, a la destrucción siempre de algo… Se desencadena para que un proceso quede interrumpido y no superado en divergencia de la furia que sí es superadora.

Un personaje demarcado en su constitución por la furia es un personaje en crecimiento… la furia es un motor que lo lleva hacia un camino donde desatar su rabia a fin de obtener la libertad y deshacerse de las cadenas de la ira. Un personaje violento jamás queda librado de su violencia ni aún después de haber obtenido o alcanzado lo deseado y perseguido por dicha conducta emocional. Jamás termina de satisfacerse sus ansias de brutalidad. El personaje de Vicent D´onofrio en el film Full metal Jacket de Kubrick (Nacido para matar), un soldado de aspecto aniñado que es torpe y lo castigan por su inhabilidad y debilidad física, es un personaje que lentamente va adquiriendo en su comportamiento las cualidades típicas de la violencia contenida y reprimida por bastante tiempo y que se va desarrollando y acrecentando a medida que lo castiga y adoctrina principalmente el sargento Hartman. Todo gira en torno de lo mismo, su cólera siempre aumenta de manera perceptible y vemos que no lograr hallar un mecanismo de catarsis más que el soportar silenciosamente la agresión y maquinar en su mente represalias terribles para retroalimentar sus sentimientos de dolor y venganza. No es de extrañar que esta configuración de elementos desembocara en el ya sospechado desenlace del asesinato del sargento que lo intimida y ridiculiza. Pero la violencia en ningún momento da paso a la liberación ni a la conversión… el personaje no está más allá de los acontecimientos y su estructura psíquico-emocional no sufre cambio alguno sino todo lo contrario.

Nadie se desembaraza de la violencia (Freire), este soldado termina gracias a la violencia desencadenada desquiciado y matando al sargento pero esto no basta, es necesario que se aniquile a sí mismo como única manera de acabar con todo eso, la única salida es la muerte ante tal grado de barbarie. Aquí hay supresión… el personaje no logra cerrar una fase para comenzar una nueva en un escalón superior… el personaje se embarca en una senda que solo posee un único final, la muerte.



Esto no es así para el personaje interpretado por Michael Fox (Erikson) en la película Pecados de guerra (Casualties of war) de Brian De Palma, en este film el protagonista ante lo que ve, ocurre y padece, que es estar en una patrulla de guardia con compañeros que raptan, violan y matan a una joven vietnamita rompiendo todas las reglas y códigos de guerra, éticos y morales, se indigna y su ira lo lleva incluso a enfrentarse a sus superiores al realizar la denuncia de manera legal. Si bien la violencia aparece en episodios como cuando le da un palazo al que quiso matarlo no es el hilo conductor del carácter del personaje… ya que sus acciones concatenadas lo que anhelan es que se ajusticie la ignominia realizada por sus compañeros. Su objetivo es superador en sí mismo… lo transforma… de ser un hombre compañero y leal a un hombre ético y de gran dignidad. Atraviesa el infierno sin sed de venganza, lo cruza con sed de equilibrio, por ello culmina obteniendo lo buscado y, aunque con sus recuerdos siempre a cuestas, retorna a Norteamérica para retomar su vida.




Esto no quiere decir que un personaje violento no es correcto… simplemente lo que planteamos es que las características de temperamento de los personajes harán creíbles o no las acciones que éstos realicen en la medida que estén en armonía con lo que son. Hablando siempre en personajes que se construyen bajo el concepto causal… es decir de causa y efecto lógico y no en personajes donde el absurdo reina como principio constructor, ya que este tipo de reglas evitaría toda posibilidad de la creación de dicho absurdo.

En Platoon tenemos otro ejemplo donde encontramos tanto a un hombre violento como a un hombre furioso… El sargento Burns (interpretado por Tom Berenguer) y el soldado Taylor caracterizado por Charly Sheen. Burns sigue la conducta del violento que lo lleva a su asesinato sin que su personaje produzca un cambio significante a lo largo de todo el film, a diferencia de Taylor quien termina ajusticiando la infamia.



La automatización

Constantemente en el film de Kubrick “Full metal jacket” (Nacido para matar), se alude a la deshumanización del individuo. Deshumanización con la que se pretende formar un solo cuerpo a partir de un grupo de individuos; pero este cuerpo no tiene nada de orgánico, sino que todo lo contrario, es una estructura mecanizada, que nos dejar ver sus engranajes. Cabe señalar que el concepto de cuerpo, debe ser entendido como una fuerza capaz de suprimir las voluntades individuales a favor de una voluntad superior que esta por encima de todos los hombres. Esta idea de cuerpo se encuentra estrechamente relacionada con la concepción cuasi religiosa de infinitud, basada en que el individuo/marine puede morir, pero su esencia permanecerá intacta, mientras exista el cuerpo de marines. Esta suerte de paraíso celestial con base en la tierra, es lo que refuerza la idea de no sentir temor ante la muerte. Lo curioso del funcionamiento de esta idea es que exige como prerrogativa, la necesidad de que el individuo abdique de su “yo”; hasta se podría llegar a decir que es preferible que no tenga un “yo”, porque lo que le ofrecen no es su propio “yo” mejorado; sino uno totalmente nuevo.

Concepto extraído Jean Paul Satre, Retrato del aventurero, en Problemas del marxismo



El término automatización, ya de por sí adhiere al objeto ciertas cualidades que le son inherentes como la efectividad; pero al aplicar dicho término en los seres humanos nos lleva a la ilusión del superhombre, del ser perfecto que no sólo es efectivo sino que también es infatigable. Esta nueva máquina de matar, es producto de la unión (en sentido matrimonial) de un hombre y su rifle, al que casualmente bautizan con un nombre de mujer. Las palabras enunciadas en la oración por los reclutas sostienen esta idea:


“…Sin mí, mi rifle es inútil. Sin mi rifle, yo soy inútil…”

Extraído del film Full metal jacket de Stanley Kubrick

Cuando le preguntan a Joeker sobre la contradicción de llevar escrito en su casco la frase Born to kill (nacido para matar) con el hecho de llevar puesto el símbolo de la paz; éste responde:”… La dualidad del hombre…”. Dualidad que parece suponer una rebeldía u oposición ante el sistema no hace más ceñirse a él; y una vez más es pertinente hacer alusión a la oración:

”… Ante Dios lo juro. Mi rifle y yo somos defensores de mi patria. Somos los amos del enemigo. Somos los salvadores de mi vida. Así sea hasta que no haya enemigos sino paz. Amén…”.

Extraído del film “Full metal jacket” de Stanley Kubrick


Transformación de los personajes a través del concepto del viaje.

El camino del héroe es un sistema clásico de relato que ha sido implementado y estudiado desde la época de los mitos griegos. En el libro "El héroe de las mil caras" de Joseph Campbell vemos descritpos y analizados las etapas que va atravesando el personaje en su viaje a lo desconocido. que constituyen dicho camino. A continuación queda transcripto a modo de cuadro sintético los diferentes puntos esenciales del camino del héroe:

Doce estadios del viaje del héroe:

Mundo ordinario - El mundo normal del héroe antes de que la historia comience.

  1. El llamado de la aventura - Al héroe se le presenta un problema, desafío o aventura
  2. Reticencia del héroe o rechazo del llamado - El héroe rechaza el desafío o aventura, principalmente por miedo al cambio.
  3. Encuentro con el mentor o ayuda sobrenatural - El héroe encuentra un mentor que lo hace aceptar el llamado y lo informa y entrena para su aventura o desafío.
  4. Cruce del primer umbral - El héroe abandona el mundo ordinario para entrar en el mundo especial o mágico
  5. Pruebas, aliados y enemigos - El héroe enfrenta pruebas, encuentra aliados y confronta enemigos, de forma que aprende las reglas del mundo especial.
  6. Acercamiento - El héroe tiene éxitos durante las pruebas
  7. Prueba difícil o traumática - La crisis más grande de la aventura, de vida o muerte.
  8. Recompensa - El héroe ha enfrentado a la muerte, se sobrepone a su miedo y ahora gana una recompensa.
  9. El camino de vuelta - El héroe debe volver al mundo ordinario.
  10. Resurrección del héroe - Otra prueba donde el héroe enfrenta la muerte, y debe usar todo lo aprendido.
  11. Regreso con el elixir - El héroe regresa a casa con el elíxir, y lo usa para ayudar a todos en el mundo ordinario.

Sintetizando… hay un estadio de tranquilidad que es roto por un evento o suceso… el personaje intenta desoír lo que ha acontecido pero una fuerza externa o interna lo obliga a enfrentarse y lanzarse en una aventura desconocida… luego de varias pruebas llega la prueba final. Si es superada esta prueba el personaje inicia el retorno pero transformado al mundo ordinario.



El travelling de Kapo por Serge Daney

Entre las películas que nunca vi no solamente están Octubre, Amanece o Bambi, sino también la oscura Kapo, un film sobre los campos de concentración rodado en 1960 por el italiano Gillo Pontecorvo. Kapo no hizo historia en la historia del cine. ¿Seré yo el único que, sin haberla visto, no la olvidará jamás? En realidad no vi Kapo y al mismo tiempo sí la vi, porque alguien -con palabras- me la mostró. Esta película cuyo título, como una palabra clave, acompañó mi vida cinéfila, solo la conozco a través de un breve texto: la crítica que hizo Jacques Rivette en junio de 1961 en Cahiers du cinéma. Era el número 120, y el artículo se llamaba "De la abyección". Rivette tenía treinta y tres años, yo diecisiete.Seguramente no había pronunciado nunca antes en mi vida la palabra "abyección".En su artículo Rivette no cuenta la película sino que se contenta con describir un plano en una sola frase. La frase, que se grabó en mi memoria, decía así: "Observen, en Kapo, el plano en que Riva se suicida tirándose sobre los alambres de púa electrificados: el hombre que en ese momento decide hacer un travelling hacia adelante para reencuadrar el cadáver en contrapicado, teniendo el cuidado de inscribir exactamente la mano levantada en un ángulo del encuadre final, ese hombre merece el más profundo desprecio". Así, un simple movimiento de cámara podía ser el movimiento que no había que hacer. Para atreverse a hacerlo -naturalmente- había que ser abyecto. Apenas terminé de leer estas líneas supe que su autor tenía toda la razón.Abrupto y luminoso, el texto de Rivette me permitía definir con palabras el rostro de la abyección. Mi rebeldía había encontrado su expresión. Pero además, esa rebeldía estaba acompañada de un sentimiento más oscuro y sin duda menos puro: la serena revelación de haber adquirido mi primera certeza como futuro crítico. Durante esos años, efectivamente, "el travelling de Kapo" fue mi dogma portátil, el axioma que no se discutía, el punto límite de todo debate.Con cualquiera que no sintiera de inmediato la abyección del "travelling de Kapo" yo no tenía definitivamente nada quever, nada que compartir.Además, ese tipo de rechazo estaba de moda en esa época. Por el estilo rabioso y excesivo del artículo de Rivette, imaginaba que ya se habían producido debates terribles, y me parecía lógico que el cine fuera la caja de resonancia privilegiada de toda polémica. La guerra de Argelia se terminaba y por el hecho de no haber sido filmada volvía de antemano sospechosa cualquier tentativa de representación de esa Historia. Todo el mundo parecía entender que podía haber -incluso y sobre todo en el cine- figuras tabú, indulgencias criminales y montajes prohibidos. La célebre fórmula de Godard que ve en los travellings "una cuestión de moral" me parecía una de esas verdades evidentes sobre las cuales no se retractaría nadie. Yo no, en todo caso.El artículo fue publicado en Cahiers du cinéma tres años antes de que terminara su período amarillo. ¿Acaso sentí que no podía haberse publicado en ninguna otra revista de cine, que ese texto pertenecía al pasivo de los Cahiers como yo, más tarde, les pertenecería? En cualquier caso, encontré mi familia, yo, que tenía tan poca. No era solo por mimetismo snob que compraba los Cahiers desde hacía dos años y compartía embelesado sus comentarios con un compañero -Claude D.- del liceo Voltaire. No por mero capricho, a principios de cada mes, pegaba la nariz contra la vidriera de una modesta librería de la Avenue de la République. Bastaba con que, bajo la banda amarilla, la foto en blanco y negro de la portada hubiera cambiado para que el corazón me diera un vuelco. Pero no quería que fuera el librero quien me dijera si la revista había salido o no. Quería descubrirlo por mí mismo y pedirla fríamente, con voz neutra, como si se tratara de un cuaderno de borrador. En cuanto a la idea de suscribirme, jamás se me pasó por la cabeza: me gustaba sentir esa impaciencia exasperada. Fuera para comprarlos, luego para escribir en ellos y finalmente para fabricarlos, no me molestaba quedarme en el umbral de los Cahiers porque, de todas maneras, los Cahiers eran "mi hogar".
Este es un fragmneto del artículo, originalmente publicado en Trafic Nº4, otoño de 1992, P.O.L., París


La atracción por la muerte por parte del espectador. La confrontación de opuestos.

Freire cita a Schegell que plantea: "tan sólo en el frenesí de la destrucción se revela el sentido de la creación. Tan sólo en el ámbito de la muerte resplandece la vida"

Pareciera que el hombre sólo halla la luz a través de sus opuestos... que sólo llega al placer conociendo el displacer, la creación si se conoce la destrucción, a la dicha si sufre, la vida si prueba la muerte.

La pregunta pertinente sería: ¿estamos ante un camino que va de un punto A a un punto B ó simplemente todo se encuentra al unísono y en simultaneidad a disposición del hombre para que seleccione y tome?

Hay quienes dicen que a través de la oscuridad se reconoce la luz...

Esta característica de llegar a un punto atravesando su opuesto ¿es condición humana o imperfección humana?

El hombre se fascina ante la violencia rápidamente... en un giro retórico ante lo propuesto se podrá decir que la violencia devendría en paz... ¿pero esto realmente es así??

¿Será que el sentido último de la existencia, sólo se devela en ese instante final de pérdida?

La búsqueda del sentido de la vida ante situaciones triviales y rutinarias se plantea irrisoria e imposible... pero no es lo mismo si las situaciones que se nos presentan ponen en riesgo nuestra vida y/o cordura. El hombre frente a su condición de efímero pareciera reaccionar y reflexionar... pero ni bien deja de recordar su finitud entra en una especie de adormecimiento y atontamiento que toda sociedad no se cansa de sobrealimentar. Esta fascinación por el cine de acción, por las imágenes que muestran personajes en contextos infrahumanos, al borde de la muerte y la locura, es justamente porque despiertan... despiertan el adormecido principio que debiera jugar siempre en primera plana y ser motor esencial del hombre en tanto individuo. Es el principio de la búsqueda de sentido y explicación de la existencia misma… el por qué un hombre vive y está aquí en este lugar y en este tiempo… el por qué y el para qué.

Estos films despiertan el individuo ordinario para recordar que somos efímeros y que si proseguimos durmiendo... jamás sentiremos.... jamás sonreiremos, jamás encontraremos las respuestas que dan valor a nuestra vida, simplemente soñaremos que somos felices y que sabemos… pero es un sueño en el cual la ignorancia nos envuelve.

Puede que a veces las imágenes elegidas para representar el horror sean burdas o sean sublimes pero lo que no se debe dudar es que no es casual que el hombre en cuanto espectador consuma esta violencia visual y auditiva como postre de todos los días. Porque cuando alguien está adormecido está moribundo, y ¿qué se hace a un moribundo para que no se deje vencer por la muerte y cerrar por última vez los ojos para nunca más abrirlos? Se lo sacude… se lo toma fuerte y se lo zarandea para despabilarlo… para que reaccione… para que ¡resista!

Los hombres necesitan ver y oír dolor para sentir dolor y saberse que están vivos, porque al estar vivos se está despierto y solamente despierto podrá avanzar y llegar al clímax del sentido de la existencia como hombre en esta Tierra.


La imagen es como una caja de Pandora. Al abrirse se dispersa generando miles de reacciones sobre los espectadores. Como una epidemia a algunos afecta en forma inmediata y a otros tardíamente, y hay quienes están inmunes y les son indiferentes.




Filmes:


Casualties of war (Pecados de guerra), Brian de Palma

Platoon (Pelotón), Oliver Stone

Full metal jacket (Nacido para matar), Stanley Kubrick

Apocalypse Now, F. F. Coppola.